La evolución de la economía durante el Franquismo.
La economía española de la era franquista experimentó cambios significativos, marcados por una prolongada autosuficiencia y un rápido desarrollo de modelos económicos modernos Un examen de esta fase indica cómo un sistema dictatorial avanza de la soledad a la liberalización fiscal, impulsado no por las intenciones de los líderes sino más bien como una cuestión de requerimiento pragmático Sin embargo, los resultados de estas políticas no fueron consistentes y produjeron inconsistencias significativas.
Hubo muchos problemas con el dinero, la vida de la gente y los edificios del país y esas cosas. Francisco Franco La resolución fue instigada tanto por el desfavorable escenario global como impulsada por la doctrina nacionalista del gobierno, que se oponía a la dependencia internacional. La autarquía significa la participación del Estado en casi todos los campos productivos, con la fijación de precios estables, el cumplimiento de cuotas y una regulación rígida del comercio. El ostracismo internacional, intensificado por la omisión del Plan Marshall y los embargos por parte de las naciones occidentales, agudizó un escenario precario. La gente no tenía suficiente comida y materiales para todos, así que tuvimos que racionar y compartir lo que teníamos durante mucho tiempo. Frase: La productividad se desaceleró, pero la inflación y el desempleo aumentaron de manera preocupante.
El enfoque autosuficiente mostró signos de cansancio a finales de los años cincuenta La situación era insalubre y en 1959, con la ayuda de un grupo de pensadores avanzados afines al Opus Dei, se puso en marcha un Plan para mantener la estabilidad Esta serie de cambios marcó un giro fundamental hacia la apertura del mercado Los nuevos objetivos fijados por el régimen implicaban mirar a otros países, eliminar los bloqueos comerciales y atraer dinero del extranjero "Las políticas de desarrollo de los años 60 y 70, organizadas a través de planes quinquenales, transformaron el panorama económico" Áreas importantes como el sector automotriz, hotelero y inmobiliario experimentaron un crecimiento sustancial debido a la afluencia de inversiones extranjeras y al creciente consumo local.
El crecimiento económico que siguió fue notable. En la década de 1960, España era una de las economías europeas de más rápido crecimiento. Esta era prosperó con una fase de crecimiento que provocó un pequeño cambio moderno, que condujo a ciudades en rápida formación y mejores carreteras y edificios. Esta era trajo una mejora pequeña pero significativa, haciendo que las ciudades crecieran más rápido y las carreteras y estructuras fueran mejores. La reubicación interna, que trasladó a numerosos individuos de las regiones rurales a centros metropolitanos, impulsó el crecimiento económico y amplió el alcance de los esfuerzos comerciales. Se reconoce que la estrategia económica de Franco tiene importantes inconvenientes según los principios del desarrollismo. El reparto del dinero siguió siendo muy injusto, mostrando grandes diferencias entre las zonas del país. Además, el crecimiento económico no produjo una mejora significativa de los derechos de los trabajadores, ya que el gobierno suprimió persistentemente a los sindicatos y las condiciones de empleo eran inestables.
El país también depende de otras cosas, como los viajes de vacaciones y el dinero que envían a casa las personas que viven en otros países. El auge del turismo de la década de 1960 convirtió a España en un importante centro para los europeos, sirviendo como una fuente de ingresos crucial, pero también sometiendo a la economía a las fluctuaciones del mercado internacional. Además, la industrialización impulsada por las inversiones extranjeras creó una dependencia de la financiación y las innovaciones internacionales, lo que permitió una rápida evolución pero expuso a la nación a perturbaciones globales.
En resumen, la economía española durante la era de Franco ejemplifica cómo una administración autocrática puede dirigir una transformación económica manteniendo sus sistemas políticos centrales. El cambio de las etapas de autosuficiencia a las de desarrollo destacó cuán prácticos eran los líderes, incluso si siempre se aseguraban de mantener el control. Por lo tanto, las consecuencias económicas del gobierno de Franco siguen siendo de doble naturaleza: inició el proceso de modernización, pero no logró erradicar las disparidades sociales y regionales profundamente arraigadas que continuaron influyendo en el avance de España en los años siguientes.
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